jueves, 29 de enero de 2009

LAVOE ¿HEROE O VICTIMA?



Tomado de: www.salsaglobal.blogspot.com


LAVOE ¿HEROE O VICTIMA?


Por: Fernando España


El ensayo que van a leer a continuación
esta basado en hechos artificiosos
cualquier parecido o semejanza con personas
vivas o muertas es pura coincidencia.


Cuando Héctor Lavoe, junto con su voz y obra, se ha transformado en mito y leyenda como otras estrellas de la farándula discográfica con destino trágico, consecuencia de su conducta y entornos, vale reflexionar sobre un aspecto de la industria del entretenimiento musical que "pone la piel de gallina".

Coincidió que, por los días que leía sobre el quehacer de un manejador de una agrupación musical, repetía la visualización del capitulo del programa "Historias Verdaderas" del canal de televisión E! en tributo al "Cantante de los cantantes". Un reportaje con Catalino "Tite" Curet Alonso, Willie Colón, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Papo Lucca, Roberto Roena, Tito Nieves, Rubén Blades, Richie Ray, Domingo Quiñonez, César Miguel Rondón, Cristóbal Díaz Ayala, Richie Viera Jr., Priscila Pérez (su hermana), y Bobby Cruz.

Por entonces los medios de comunicación copaban su información farandulera con noticias sobre la estrella del soul del momento, Amy Winhouse, quién acababa de alcanzar, en el 2008, varias replicas del gramófono que otorga anualmente la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación de los Estados Unidos a las personas del sector más destacadas durante el año. La información sobre la cantante la complementaban, morbosamente, con rumores sobre su adicción a las drogas y los conflictos matrimoniales (sic).

Días atrás la radio salsera (?) y (algunas) salsotecas bogotanas durante la conmemoración de un aniversario más del fallecimiento del "Sonero de Ponce" le dedicaron su programación y tarimas (Hasta el diario "El Tiempo" de Bogotá, el más influyente en la opinión pública colombiana, eligió una imagen suya como portada de la revista "Eskape"). Por entonces, era usual escuchar en boca de locutores, o leer de mano de periodistas, y repetir por las gentes del común denominar al "flaco de Fania" de héroe.

Según el Real Diccionario de la Lengua Española, la palabra, héroe, proviene del latín heros, ōis, cuyo origen es griego, ha aplicarse a un varón ilustre y famoso por sus hazañas heroicas o acciones virtuosas, potencial protagonista de un poema épico o de una epopeya como las vividas por Hércules, Aquiles, Eneas, Anacaona, Benkos Biojó, Bolívar, Juan González…

Quizás sea esta personal visión algo conservadora ante la modernidad de los tiempos y dejando de lado (momentáneamente) la evolución permanente del lenguaje, pero a la industria fonográfica tampoco le interesa ese tipo de héroe como el descrito por la literatura mitológica griega. La llamada Industria urge de seres humanos, cien por ciento terrenales, con talento, carisma y situaciones como los poseídos o padecidos por Lavoe, quién "nunca llegaba tarde, los que llegaban temprano eran otros", pero con destinos trágicos como sus pares en las otras prácticas sonoras: Elvis Presley, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, John Lennon, Jim Morrison, Kurt Cobain, o como Amy Winhouse, ¿futura heroína?

Cuenta Bobby Cruz: "Yo hice contacto con él, y le dije: Mira Héctor, tú no puedes seguir así, por qué casi te mueres ahí, casi te matas ahí, estás vivo por que Dios tiene un plan contigo, este, yo quisiera llevarte a mi programa, ven y te ayudamos, y sales otra vez y sigues cantando… Pero había personas, muy cerca de él, que tenían temor que el llevarlo al programa, equivalía a Héctor, convertirse en fanático religioso como Richie, como Bobby, y ya tú sabes, el negocio se iba ir al piso…"

La Industria, especialmente la rockera, desea (siendo un secreto a voces entre las gentes del sector) descubrir a un músico, ojala cantante, qué dado su talento histriónico vislumbre ser un vendedor millonario de "música", quién una vez integrado a la farándula tenga la capacidad de soportar o someterse al sensacionalismo de los medios de comunicación: "que sepa actuar ante las cámaras", "qué entregue declaraciones impactantes" ("The Beatles" somos más famosos que Jesucristo"), "qué cree situaciones escandalosas"; "que arriesgue su vida", "que consuma drogas", "que sea infiel a su pareja", "qué…

La Industria sabe que el fanático en su condición humana es morboso, y si es joven es contestatario (rebelde con causa o sin ella), necesita de "antihéroes" con quienes identificarse para así diferenciarse de las generaciones anteriores, como de la que proviene su padre, el referente de autoridad más cercano según Freud. El mito Lavoe es un arma parricida para enfrentar al "papá establecimiento", estamento autoritario con el "ídolo juvenil", a quién lo contrataban explotándolo, a quién no le cancelaba sus honorarios con justicia, a quién no lo dejaba comportarse con libertad, el ente que lo condujo a la muerte cuando aún no era viejo.

Según Willie Colón en su "mea culpa": "También fue traicionado por el mundo del negocio; disqueros que siguen viviendo como jeques sauditas, vendiendo sus discos y revendiéndolos en CD sin pagar derechos de difusión, mientras Lavoe quedó lánguido en su pobreza; promotores que le ofrecían migajas para poder vender boletos a sus espectáculos donde exhibían a 'El Cantante de los Cantantes' en su agonía; impostores tratando de reclamar la carrera y la memoria de Héctor Lavoe como propiedad personal…"

La dramaturgia sensacionalista requiere "de buenos y malos" para hacer creíble, real, razonable, verdadera, convincente su trama. Presley, Hendrix, Joplin, Lennon, Morrison, Cobain, o la Winhouse, fueron, son, o serán, ¡vaya paradoja!, "héroes (o heroínas) elevados a la categoría de antihéroes", recurso de inversión diametral con el fin de alcanzar pronto retorno a la inversión, tal como es promocionada la vida y obra de “El rey de la puntualidad”, a quién intentan asemejar en su mercadeo a una estrella del rock (sexo, drogas y rock and roll) endosada a la salsa (en algunos textos sobre la fenomenología rockera, la salsa de los setentas es un capitulo denominado "rock latino").

Y es que la industria del rock, como el rock mismo, como la salsa, como la religión, como la literatura, como la vida misma, urgen de "mitos, héroes y tumbas", parafraseando al escritor Ernesto Sabato. Presley, Hendrix, Joplin, Lennon, Morrison, Cobain, Lavoe y hasta Carlos Gardel ("cantan mejor y venden más cuando muertos") son ídolos de una dimensión síquica que se vale del mito como recurso para confrontar a la realidad, a la razón, a la materia, a las verdades oficiales, al mercado, a la sensibilidad de los consumidores, a quienes motiva. Componente de esta faceta moral son los sentimientos, las emociones, los sueños, las alucinaciones, lo inconsciente, lo mórbido, lo absurdo, la incoherencia, la oscuridad, lo impenetrable, lo fantasmagórico. Es sustancia "propia" en la parafernalia comercial del rock protagonizado por seres, "malditos, villanos, satánicos, fantasmales, adictos, rosa, pacifistas, zurdos, suicidas, mártires", un elenco de "aparente terror" anhelado por los dólares de la "tropical y optimista industria de la salsa".

Retornando a Bobby Cruz: "Una persona como Héctor que producía dinero para mucha gente todavía se hace mucho más difícil ve, porque eh, más bien es, no, no, inyéctalo y que cante, tu sabes, porque si no canta esta noche aquí se pierde un montón de dinero con este concierto, entonces el muchacho arrastrándose, llegando a los conciertos y todo, una agujita por allí, en algún lado, y páralo ahí, que canté, tu sabes…"

Cómo pregona César Pagano: "Salsa y cultura hasta la sepultura"


Fuentes:

1. Héctor Lavoe, Historias Verdaderas, Canal E.
2. Willie Colón, Carta Abierta a Héctor Lavoe, 1993, Diario La Prensa, Nueva York, EE.UU.

La verdadera historia de Hector Lavoe video I


La verdadera historia de Hector Lavoe video II


La verdadera historia de Hector Lavoe video III


La verdadera historia de Hector Lavoe video IV


La verdadera historia de Hector Lavoe video V


La verdadera historia de Hector Lavoe video VI


La verdadera historia de Hector Lavoe video VII


La última entrevista a Héctor Lavoe

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